Fito y Fitipaldis Valencia febrero 2022(Foto: MANOLVS)

La música es sentimiento. La música, sea del género que sea, nos hace sentir.

¿Te has dado cuenta de la energía que se respira siempre en los conciertos?

Aunque ilusionado con la experiencia que está a punto de vivir, todo el mundo entra con sus cosas, sus preocupaciones o problemas, pero a mitad de concierto (a veces incluso antes), estos se volatilizan y aparecen las hermandades gritando, con una única voz, la melodía de nuestras vidas.

Para cada uno la letra significa una cosa diferente y, sin embargo, nada une más que la emoción que nos hace sentir la música.

Eso fue lo que viví el día 18 de febrero en Valencia, en el inmejorable marco de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, más concretamente en el teatro de las Artes, cuya sala principal está dotada de una acústica espectacular.

Durante las casi dos horas y media de concierto vibré. Estaba previsto que fuera en plan tranquilo, sentados los espectadores en sus localidades, la mar de cómodos; sin embargo, la arrolladora personalidad de Adolfo Fito Cabrales y el buen rollo que transmitían todos los componentes del grupo nos lo contagiaron a los presentes, que acabamos en pie bailando e incluso saltando mientras coreábamos todas y cada una de las canciones seleccionadas del repertorio, más alegres y felices que una mañana de abril.

No sé si conoces a Fito y Fitipaldis, si te gustan o si los has escuchado alguna vez. Te voy a contar cómo los conocí.

Me encanta la música, casi todos los estilos, desde la música clásica hasta el rock, pasando por la música disco de los 70 y la mákina-bakalao de la última década del siglo XX.

En mi casa el amor por la música se ha transmitido de generación en generación. Mi abuelo era un gran melómano, se lo inculcó a mi padre y él a mí.

Aunque, sin poder evitarlo, supongo, la música de mi vida, la que me ha marcado y dejado huella, es la de mi adolescencia y juventud, la de los 80 y 90.

La aparición del grupo Fito y Fitipaldis ocurrió más o menos por esa época, aunque un poco tarde, casi rozando los dos mil.

En aquel momento, con 23 años, pensaba que mis gustos y estilos musicales estaban ya bien definidos. ¡Qué malos son los prejuicios! La primera vez que escuché su música me dejó indiferente y pensé «Un grupo más. Conforme ha surgido, desaparecerá».

Me equivocaba.

¿Alguna vez has acabado encantado con un grupo que de primeras no te ha dicho nada?

Eso me pasó a mí cuando en 2003 su disco «Lo más lejos a tu lado» marcó un antes y un después. Entonces fue cuando descubrí de veras a Fito y Fitipaldis, a punto de cumplir los 30: me dejaron flipado.

Por eso, esa noche, durante el concierto, no solo disfruté de muy buena música. También, con un poquitín de nostalgia, reviví años en los que no es que no pintara canas, que sí, sino que aún no tenía el cabello completamente blanco.

Canté. Bailé. Vibré.

En dos palabras: me emocioné.

Porque ese es el poder de la música: devolvernos a los momentos en los que hemos sido felices, mantener nuestros recuerdos encapsulados en una melodía y que podamos visitarlos cuando nos plazca incluso entre miles de personas. Es lo que la música nos hace sentir.

¿Y tú? ¿Cuál es tu artista, grupo o música favorita? Cuéntamelo en los comentarios.

Lo que la música nos hace sentir: el grupo Fito y Fitipaldis con Fetén Fetén saludando al final del concierto.
Fito y Fitipaldis + Fetén Fetén (Foto: MANOLVS)

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